Literatura de bolsillo
¿Qué es?
Una
colección de clásicos de literatura castellana e hispánica
grabados como documentos de tipo CHM (Compiled HTML, HTML compilado).
Con las siguientes características, entre otras:
- Ajustados en tipo de letra, márgenes, tamaño de imágenes... para facilitar su lectura en dispositivos portátiles tipo Pocket PC.
- Con índice de contenido, notas a pie de página, glosarios allí donde sea oportuno o necesario, así como la organización jerárquica propia de los archivos CHM.
- Obras completas, acompañadas en algunos casos de breves introducciones, comentarios e imágenes relacionadas con el texto.
- Obtenidos de diversas fuentes de Internet, de carácter público y abierto y de una mínima solvencia que excluya razonables sospechas de ilegalidad, fuentes citadas por lo general en la página principal del documento.
- En la mayor parte de los casos se observa que los documentos han sido generados en origen mediante lectura por captador de imágenes (scanner) y proceso de Reconocimiento Óptico de Caracteres (OCR). En el transcurso de su adaptación a formato CHM han sido revisados y corregidos en la medida de lo razonable, y en algunos casos se han subsanado no pocas erratas. Pero nada ni nadie es perfecto.
- Respecto al tipo de letra: Los documentos se han elaborado para mostrarse preferentemente con fuente Times New Roman (la misma que se emplea en esta página web). Sin embargo, dicha fuente no se incluye con el Windows CE de los Pocket PC, con lo que en principio se mostrarán con la fuente por defecto, Tahoma. Ahora bien, es muy fácil instalar cualquier fuente en el Pocket PC: basta copiar los cuatro ficheros característicos de las fuentes TrueType en el directorio o carpeta \Windows (cuidado, no en \Windows\Fonts, carpeta que debe de existir de manera testimonial o por cuestiones de compatibilidad nada más, puesto que está vacía en versiones hasta Windows Mobile 2003 inclusive; sin embargo, en sistemas con Windows Mobile 5 sí se puede usar esta carpeta). Estos ficheros se pueden obtener aquí:
Advertencias antes de empezar a descargar ficheros
Para evitar anomalías de visualización, al pulsar sobre los iconos de enlace a las obras, no elegir nunca Abrir directamente los ficheros a partir de los enlaces presentados; al contrario, seleccionar la opción de Guardar para traerlos al propio ordenador y, una vez en él, poder abrirlos ya sin problemas.
Un fichero CHM es una agrupación de páginas web suministradas al programa lector con un protocolo y una URL especial, del tipo mk:@MSITStore:D:\Lazarillo%20de%20Tormes.chm::/tratado1.htm, por ejemplo. Así, si se tiene instalado en el ordenador algún tipo de antivirus, cortafuegos (firewall) o similar, habrá que dar la oportuna autorización cuando dicho programa advierta de un riesgo potencial en la apertura del documento CHM. Puede ser necesario realizar esta acción en el apartado de Propiedades de dicho CHM. Esto debería ocurrir únicamente con ocasión de la primera apertura, nada más.
Las inevitables dudas
¿Cómo leer CHM en un Pocket PC?
¿Por qué no hay obras más modernas?
Obras preparadas hasta la fecha
Siglo XII | ||||
Anónimo | Auto de los Reyes Magos |
56 Kb. |
||
Anónimo | Cantar de Mio Cid | 234 Kb. |
||
Anónimo | Disputa del alma y el cuerpo | 31 Kb. |
Siglo XIII | ||||
Gonzalo de Berceo | Milagros de Nuestra Señora |
228 Kb. |
Siglo XIV | ||||
Juan Ruiz, arcipreste de Hita | Libro de Buen Amor |
515 Kb. |
||
don Juan Manuel | El Conde Lucanor |
389 Kb. |
Siglo XV | ||||
Anónimo | El romancero viejo | 289 Kb. |
||
Anónimo | Danza de la Muerte |
59 Kb. |
||
Anónimo | Coplas de El Provincial |
44 Kb. |
||
Jorge Manrique | Obra completa |
154 Kb. |
||
Fernando de Rojas | La Celestina |
814 Kb. |
Siglo XVI | ||||
Garci Rodríguez de Montalvo | Amadís de Gaula |
1.921 Kb. |
||
Anónimo | El lazarillo de Tormes |
174 Kb. |
||
Juan de Valdés | Diálogo de la lengua |
210 Kb. |
Siglo XVII | ||||
Miguel de Cervantes Saavedra | Don Quijote de la Mancha. Primera parte |
1.184
Kb. |
||
Don Quijote de la Mancha. Segunda parte |
1.161
Kb. |
|||
Félix Lope de Vega Carpio | Fuenteovejuna |
145
Kb. |
||
Francisco de Quevedo | Historia de la vida del Buscón |
258
Kb. |
Siglo XIX | ||||
Romanticismo | ||||
José Zorrilla | Don Juan Tenorio |
548 Kb. |
||
Enrique Gil y Carrasco | El señor de Bembibre | 604 Kb. |
||
Gustavo Adolfo Bécquer | Rimas | 110 Kb. |
||
|
Obra en prosa |
715 Kb. |
||
Realismo | ||||
Benito Pérez Galdós | Misericordia |
|
![]() |
|
Marianela |
|
![]() |
||
Leopoldo Alas "Clarín" | La Regenta | 3.591 Kb. |
||
José María de Pereda | Peñas arriba | 711 Kb. |
Siglo XX | ||||
Generación del 98 | ||||
Pío Baroja | Zalacaín el aventurero |
![]() |
||
Ramón del Valle-Inclán | Luces de Bohemia |
215 Kb. |
||
Ficheros para fuentes Times New Roman:
Fichero | Descripción | Tamaño | Descarga |
times.ttf | Normal (Regular) | 84 Kb. | |
timesbd.ttf | Negrita (Bold) | 82 Kb. | |
timesbi.ttf | Negrita y Cursiva (Bold Italic) | 76 Kb. | |
timesi.ttf | Cursiva (Italic) | 79 Kb. |
El formato CHM fue diseñado originalmente por Microsoft para almacenar toda clase de documentación, fundamentalmente de ayuda y referencia, y está presente en todas las versiones de sus sistemas operativos a partir de Windows 98. Una descripción de su organización interna (muy técnica y en inglés) se puede encontrar aquí. Básicamente consiste en una agrupación de documentos en formato HTML, con toda la flexibilidad y posibilidades que éste permite, organizados y accesibles a partir de unos índices y tablas de contenido, y todo ello comprimido mediante el algoritmo de compresión LZX de Microsoft. Sus ventajas son, entre otras, las siguientes:
- Generación de documentos con todas las posibilidades del formato HTML, integración de prácticamente toda clase de recursos. Las páginas de los ficheros CHM se muestran utilizando los mismos componentes internos que emplea Internet Explorer.
- Organización de la información mediante tablas de contenido (TOC, table of contents) e índices temáticos, lo que facilita enormemente el acceso y la localización de información.
- Sistema de búsqueda que permite localizar cualquier información en cualquier lugar del fichero.
- Posibilidad de establecer y grabar marcadores de página.
- Condiciones de visualización modificables.
- Tamaño notablemente reducido respecto a los ficheros HTML originales.
Prácticamente todos los sistemas Windows incorporan un lector de formato CHM (necesario para los ficheros de ayuda). Existen también lectores para otras plataformas como Mac OS X, sistemas Unix y entornos gráficos característicos de Linux como KDE y Gnome, sobre los que se puede obtener información en esta página (en inglés).
¿Cómo leer CHM en un Pocket PC?
En el caso de la plataforma Pocket PC, paradójicamente, no existe lector de ficheros CHM integrado, aunque es perfectamente posible crearlo puesto que su Windows CE ofrece toda la API necesaria para presentación y control de código HTML. Así existen, al menos, estos dos lectores:
![]() |
microOLAP CHM eBook Reader para Pocket PC. Producto comercial, localizable en http://www.microolap.com/products/pda/chmreader/. Excelente, con numerosas posibilidades de visualización y ajustes, búsquedas, grabación de marcadores, traducido a castellano (con participación de quien esto suscribe) y muy rápido y eficaz. Precio razonable. |
![]() |
CHM Reader by T. J. Tewkesbury. Desarrollo personal y gratuito que se puede obtener en The Code Project (http://www.codeproject.com/ce/CHMReader.asp) con opción de conseguir también el código fuente. Sencillo pero eficaz, abre y muestra adecuadamente los ficheros aunque carece de algunas opciones interesantes y en algunos casos necesarias. |
Reproducciones obtenidas de y realizadas con Pocket Controller Professional, de SOTI, Inc. www.soti.net |
¿Qué manía de llevar la contraria cuando hay lectores de libro electrónico más extendidos y con mayor renombre?
Pues no es una manía; es rendirse a las evidencias. Veamos...
PDF
El formato PDF de Adobe es el más extendido y universal para documentación electrónica. Sus virtudes son muchas y por todos conocidas: visualización, factores de ampliación y reducción, fuentes integradas, tablas de contenido, formularios, mecanismos de seguridad y certificación, inclusión de toda clase de contenidos y un muy largo etcétera.
Sin embargo, una de sus virtudes presentación como gráfico, organización interna como texto, acaba siendo un problema en entornos con pantalla reducida como los Pocket PC. En una pantalla normal la ampliación o reducción se realiza conservando intacta la disposición de la página, aunque una excesiva reducción vuelve la información ilegible. Pero en una pantalla de reducidas dimensiones, si la página se ajusta a sus bordes verticales, la información resulta ilegible por lo reducida; y si no se ajusta y se sale de los márgenes, conservando así el tamaño de texto adecuado, hay que andar realizando desplazamiento (scroll) horizontal a cada línea que se lee, lo que resulta desesperante e inviable.
Adobe trató de resolver este problema con una técnica denominada «etiquetado» o tagging, que viene a consistir en la intercalación de una marca o etiqueta en cada punto susceptible de permitir una ruptura o salto de línea (normalmente en el espacio que sigue a cada palabra). De esta manera, si el texto debe quedar contenido entre dos márgenes, se puede cortar cada línea por el lugar apropiado y válido y sin necesidad de reducir el tamaño de la letra. La solución es buena, indudablemente, pero no perfecta. De entrada, un documento PDF «etiquetado» puede tranquilamente duplicar su tamaño por culpa de la intercalación de tanta información añadida (casi una marca por cada palabra). Tremenda paradoja que para hacer legible un documento en un dispositivo reducido y con memoria limitada, la primera medida tenga que ser de esa naturaleza. Además ocurre con más frecuencia de la deseada que en documentos de cierta extensión algunas páginas pierden inexplicablemente el etiquetado y se muestran sin él (lo que incomoda bastante al lector). Y allí donde existe la teórica posibilidad de manipular manualmente el etiquetado, la práctica demuestra que es muy difícil y laborioso alcanzar un resultado medianamente aceptable o satisfactorio.
Por otra parte, y aunque el lector Adobe Reader segmenta adecuadamente el documento para ir cargando en memoria cada parte que se va leyendo, se observa que a partir de cierta extensión tanto la carga como el movimiento del documento empiezan a resultar lentos. Se puede decir que a partir de 1 Mb. aunque depende mucho del tipo de texto un documento PDF en un Pocket PC empieza a perder la deseada agilidad. Mal asunto cuando se trata de grabar y manejar obras literarias completas.
Otro inconveniente no menos serio es la cantidad de generadores de formato PDF existentes. Formato PDF sólo hay uno, cierto, con su conocida variedad de versiones, pero son casi innumerables los programas que los generan, desde herramientas gratuitas, pasando por módulos baratos hasta el oficial Adobe Acrobat. Y aunque todos generan PDF, la diferencia de calidad y rendimiento es considerable, y en un Pocket PC se nota mucho. El mismo documento creado con Acrobat y que se regenera en pantalla instantáneamente, creado con ciertas herramientas gratuitas y no tan gratuitas puede dar lugar a regeneraciones palabra a palabra, al modo y velocidad de los antiguos teletipos. Desquiciante. Casi tanto como explorar todo el mercado en busca de un generador que cree ficheros PDF de razonable calidad y sin que acabe apareciendo algún inconveniente de una u otra índole.
Quizá asociado al posible problema del tamaño está un extraño comportamiento de los hiperenlaces. Sobre todo en ediciones literarias con aparato crítico, es normal que haya cientos de notas a pie de página o referencias a extensos glosarios, con lo que los saltos entre unas y otras se resuelven mediante dichos hiperenlaces. Pues bien, en ciertos documentos, aunque en el original .DOC o .HTML funcionen perfectamente, en el .PDF resultante algunos hiperenlaces inexplicablemente fallan y remiten sistemáticamente al comienzo del documento. No siempre fallan los mismos y tras cada generación de PDF se arreglan unos y descomponen otros. El problema a veces parece resolverse reduciendo el tamaño de los documentos, eliminando el etiquetado (tagging), pero nunca llega a estar claro por qué y en qué casos ocurre exactamente. Además las posibles soluciones antes apuntadas tampoco son asumibles.
Más otras cuestiones de menor entidad como comportamiento en ocasiones irregular del botón de dirección, que después de un rato funcionando correctamente, responde súbitamente a una pulsación con un retroceso de varias páginas...
Conclusión provisional (en el mundo de la cibernética todo es provisional): aunque es obligado tener un lector Acrobat Reader en el Pocket PC, apoyarse en él para documentos de cierta extensión y complejidad puede resultar frustrante y descorazonador.
LIT
Del formato .LIT de MS Reader hay que reconocer que Microsoft se ha esmerado mucho y ha creado un tipo de documento ágil, de tamaño reducido (el que más comprime los originales, con diferencia), apariencia agradable y con casi todas las opciones necesarias en este tipo de producto. Y encima con el lector instalado de serie en la ROM de los Pocket PC. Hay que reconocer que se tiene de vez en cuando la tentación de volver sobre él y considerarlo. Está diseñado con muy buen gusto y muy buen aspecto, y tiene las opciones justas y apropiadas para presentar un libro.
Sin embargo, la experiencia cotidiana acaba resultando descorazonadora:
Lo primero que llama la atención es la escasez de herramientas de creación de documentos .LIT. Salvo el módulo acoplable a MS Word gratuito, aunque con muchas limitaciones y escasa flexibilidad, muy pocos productos hay para este propósito. Primer problema.
Parcialmente relacionada con lo anterior está la dificultad para ajustar plenamente el aspecto y la presentación (márgenes, cabeceras, índices...). Algunos elementos de formato parecen sencillamente intocables. Y ciertamente están muy ajustados a la estética de la publicación literaria, pero no deberían ser tan cerrados y restringidos. Además, no sólo circula literatura en libro electrónico, y para otra clase de publicaciones resultan bastante inadecuados aspectos como el margen excesivo, la más que escasa área de texto, el justificado a veces inevitable...
Tampoco sale este formato bien parado con documentos de cierta extensión. La existencia de un pie de página con número que sirve de control de avance y retroceso hace que el texto tenga que ser íntegramente paginado en el momento de la carga, y nuevamente repaginado si cambia alguna opción como el tamaño de la letra. Problema que se multiplica si además abundan los hiperenlaces y las referencias cruzadas. A partir de cierta magnitud, los documentos empiezan a ser inmanejables.
La limpieza de gestión interna tampoco es su punto fuerte, pues a la carpeta \My Documents\Annotations donde se almacenan los ficheros que contienen los marcadores, anotaciones e imágenes de cada documento .LIT (ficheros .EBO), hay que añadir la carpeta/directorio \TEMP, que se atiborra de ficheros temporales a cada apertura de documento .LIT.
Por no hablar de la escasa, por el momento, difusión de este formato pese a los esfuerzos de Microsoft. En los ordenadores de sobremesa se encuentran lectores de MS Reader de manera excepcional, y fuera de plataformas Microsoft como el Pocket PC apenas si existe. Por el momento no es una opción suficientemente asentada, aunque el tiempo dirá...
DOC / RTF
Estos dos formatos, que tienen todo lo necesario para asegurar una buena presentación en formato electrónico, presentan el inconveniente de que deben ser abiertos por procesadores de texto en modo de edición (salvo aplicaciones como ClearVue, que tampoco garantizan una excepcional legibilidad). Ello significa que en documentos de cierta extensión el fichero puede necesitar más de un minuto para ser abierto y puesto en pantalla. Eso sí, una vez abiertos son modificables, con lo cual, si se emplea un procesador de textos de calidad como TextMaker, la experiencia puede ser muy satisfactoria.
PRC
Mobipocket Reader (en revisión)
TR3
TomeRaider 3 (en revisión)
HTML
El formato HTML, por sus características de flexibilidad y universalidad es perfectamente válido para almacenar documentos en formato electrónico. Difícilmente habrá una máquina incapaz de entender y mostrar dicho formato. Ocurre, sin embargo, que en un Pocket PC el Internet Explorer incorporado se vuelve lento en la carga de documentos HTML superiores a los 200 Kb., lo que hace cuestionable su viabilidad.
El formato CHM emplea los mismos módulos y componentes de Internet Explorer para cargar y mostrar el código HTML, y por ello puede volverse igual de lento. Para crear los ficheros CHM presentados en esta página es obvio que los documentos originales de gran extensión se han fragmentado en varios pequeños para garantizar la velocidad y el rendimiento. La virtud de los documentos CHM sigue siendo la de poder fragmentar los componentes, agruparlos en un solo conjunto o fichero, presentarlos bajo una única tabla de contenido, gestionarlos como un único bloque a efectos de búsquedas o marcadores, comprimirlos para soslayar los problemas de almacenamiento y garantizar una eficacia en tiempo de acceso difícilmente alcanzable por otros formatos de documentación electrónica.
¿Por qué no hay obras más modernas?
Porque en principio se intenta respetar la legalidad vigente y la normativa europea, que establece la protección de los derechos de autor en (80) 70 años después de su muerte o declaración de fallecimiento.
Si se aprecia algún error o se desea realizar cualquier comentario, dirigirse por favor a maestrodelasedicionesdigitales [arroba] perezalvarez [punto] es
(continuará, y mucho)
Última actualización: 04/02/2007